14.8.11

La misión de salvaguardar nuestro patrimonio: Catalogar, Conservar y Catequizar (3ra de 3 partes)



                              Parroquia de Ntra. Sra, del Pilar; Francisco Porrata-Doria,1934; Río Piedras PR.


Por Arq. Héctor Balvanera Alfaro
Arte Sacro y Bienes Culturales 

Concluimos la presentación de la “triple C” de los Bienes Culturales Eclesiásticos: Catalogar, Conservar y Catequizar. Esta última “C” será el tema a compartir: Catequizar.

La especial importancia del patrimonio eclesiástico, artístico y documental, sólo puede entenderse si está envuelto el catequizar, ya que todos estos objetos serían meras colecciones como la de los museos si no se diera esta actividad. El término catequizar proviene del latín cathequizare y este del gr. κατηχζει, que significa instruirAl catequizar sobre la cultura y el arte se debe comunicar el sentido espiritual y religioso que los motivó o para  qué se produjeron: lo que simbolizan y el contenido que guardan.  Solamente entonces podremos apreciarlos y preservarlos adecuadamente.

    



El Nazareno; escultura de talla en madera. España; principios del S. XX. Paso Tradicional de la Procesión de Jueves Santo, Bo. Obrero, Santurce PR


Una copa de oro no es lo mismo que un cáliz usado para la liturgia; ni es lo mismo la pintura de un caballero español elaborada por José Campeche que las copias de la Virgen de Belén que tantas veces produjo el mismo maestro. Para un romano la cruz era símbolo de la peor forma de muerte, para nosotros los creyentes la cruz significa salvación, perdón, verdad, camino y vida: el Amor más grande: Jesús, imagen de Dios, en quien podemos ver al Padre.  Cada cosa tiene un significado, un contexto y un propósito.


Nuestra Señora de la Leche; Escuela de Roger Van der Weyden. Bélgica actual. Ca. Fines del  S. XV. Óleo sobre tabla.

                                   
 La cultura cristiana ha producido muchas obras que necesitan interpretarse, si no, es imposible entenderlas y apreciarlas.  Aquí entra la catequesis.  Es necesaria toda una  instrucción  sobre el lenguaje del arte religioso, las formas de expresión de la fe y las maneras como se ha comunicado lo sagrado a través de la materia.  Necesitamos instruirnos sobre la importancia del lenguaje simbólico en la experiencia religiosa.  La Sagrada Escritura y la liturgia están repletas de símbolos y gestos que muchas veces no podemos interpretar por falta de una buena catequesis. 

    
Si observamos mucho del arte contemporáneo, descubriremos que hay una enorme carencia de “espíritu”; hasta nos resulta ajeno o lejano. El arte está como vacío.  ¿No será el reflejo del vacío espiritual que muchos artistas llevan en su interior?  Incluso a veces pareciera que hay una campaña para mantener a Dios fuera.  Sin embargo,  el artista, como todo ser humano, necesita la esperanza y el alimento del Pan de Vida, de los sacramentos, del don del Espíritu Santo, de la Iglesia.

     Hay mucho por hacer.   Se necesitan catequistas que nos interpreten el arte de nuestras iglesias con los ojos de la fe y que compartan la Buena Nueva con los artistas para que la Iglesia siga embelleciéndose con obras que “hablen” de Dios. 


File:CrystalCathedral.jpg
 


Chrystal Cathedral, Philip Johnson. 1977-1980 Garden Grove, California, Estados Unidos de América. En Julio de 2011 la Diócesis de Orange hizo pública su intención de adquirir el recinto para convertirlo en la Catedral Católica.






La misión de salvaguardar nuestro patrimonio: Catalogar, Conservar y Catequizar (2da de 3 partes)

Por Arq. Héctor Balvanera Alfaro
Arte Sacro y Bienes Culturales
Arquidiócesis de San Juan de Puerto Rico


     Ya hemos tratado sobre la importancia y significado de los Bienes Culturales de la Iglesia  y que para su promoción, aprecio y cuidado hay que Catalogar, Conservar y Catequizar. En la anterior participación abordamos el tema Catalogar que nos permitirá mantener el registro adecuado del patrimonio; en esta ocasión toca el turno a Conservar.

                    Imagen de Ntra. Sra. Madre de la Divina Providencia, despues de un atentato donde fue quemada 
                  la madrugada del 6 de diciembre de 1976, previo a su coronación canónica.
                  Foto El Nuevo Día, Edición del 7 de Diciembre de 1976.

Conservar. ¿Qué es?  Este término proviene del latín servere: atender, servirLa humanidad ha buscado métodos para subsistir  física y anímicamente; salir a delante a pesar del clima o los sucesos históricos, como guerras, migraciones o epidemias. Conservar nos permite comprender mejor el hoy, aprendiendo de lo que fuimos y nos ayuda a prever el futuro.

     Conservar es parte de nuestra cultura: nuestros abuelos sabían cuándo debían cortar los árboles para sacar madera buena, en qué época sembrar un árbol frutal, cómo ahumar o salar carne cuando mataban una vaca en el campo, etc... Conservamos conocimientos y modos de vivir.  Aplicamos técnicas de conservación como provisión y prevención, como la elaboración de conservas de las frutas guayaba y lechosa, o, para recibir alguna tormenta, reservamos agua con unas gotas de cloro en baldes.  ¿Verdad que nos resulta familiar? 

     La conservación ha permitido que nuestro legado cultural perviva hasta hoy y con ello la herencia de nuestros antepasados, en objetos tan familiares como una foto, un mueble, o en actividades y costumbres como la confección de mundillo, los bordados, la talla de santos, etc.
                               Vista del Castillo de San Felipe del Morro desde las ruinas del Leprocomio en Isla de Cabras, 2010.
      La silueta de la ventana es peculiar y nos parecera familiar.
Muy cercano a la forma de la Isla de Puerto Rico


     ¿Y del patrimonio eclesial qué y cuánto hay por conservar? Para comenzar…
  • De la colección del Archivo Histórico: el Archivo de Catedral, el de la Diócesis de Puerto Rico (así se llamaba antes de 1924) y los libros sacramentales y documentos de las primeras parroquias del país (S. XVII al XX).
  • La veintena de inmuebles históricos, de entre 1520 y 1900 (templos, capillas, ermitas, hospitales, escuelas); sin contar los templos y los objetos más contemporáneos que por su valor artístico pronto se inscribirán como patrimonio artístico.
  • Una compleja colección de bienes muebles que van desde pinturas de José Campeche, platería,  esculturas barrocas y neoclásicas, mobiliario, fotografías,  etc., etc.

     El tamaño de los bienes culturales de la Iglesia en Puerto Rico sólo es superado por el del Estado. Preservar este tesoro requiere profesionalismo y recursos materiales; no son tiempos fáciles para nadie, pero si comenzamos sumando el compromiso y la voluntad de cada uno, estaremos dando el primer gran paso ¿Con qué podemos cooperar? Pensemos que es responsabilidad de todos mantener viva la herencia cultural y artística de nuestros antepasados para orgullo de las futuras generaciones.  El primer acto de cooperación debe ser interesarnos en conocer, proteger y amar más nuestro patrimonio. 

Imagen de Ntra. Sra. Madre de la Divina Providencia, noviembre 2010.
Talla de madera, original hecha en Barcelona, 1852. Restaurada en Sevilla en 2009.


La misión de salvaguardar nuestro patrimonio: Catalogar, Conservar y Catequizar (1ra de 3 partes)

 

                                                                                              

Ermita de Ntra. Sra. del Carmen, S. XVIII-XIX
Palo Seco, Toa Baja, PR


Por Arq. Héctor Balvanera Alfaro

Bienes Culturales, Arte Sacro y Bienes Culturales

     Salvaguardar el patrimonio histórico, artístico y cultural de la Iglesia en Puerto Rico es una misión compleja;  una herencia de cinco siglos, que crece con nuevas producciones, trabajando con recursos limitados. Esto no ha sido un obstáculo para que la Arquidiócesis cuente con dos instituciones especiales para este propósito: el Archivo Histórico y la Subcomisión de Arte Sacro y Bienes Culturales. Catalogar, conservar y catequizar son los ejes de un trabajo apropiado en pro del patrimonio eclesiástico. En este artículo hablaremos del primero: Catalogar

     El término catalogar proviene del latín catalogvs y este del griego καταλογοζ, lista o registro; leer de arriba hacia abajo.

     ¿Para qué catalogar? Para tener un registro de dónde y cómo está el patrimonio, de cuánto objetos lo constituyen; se necesita un inventario que debe ser más que una simple lista y que incluya, entre otros   documentos, fotografías, facturas o escrituras, descripción detallada del bien, etc. como cuando tenemos que escribir nuestros datos personales e indicamos estatura, el color de ojos o el pelo.  La catalogación nos ayuda a conocer mejor lo que hemos sido y somos como pueblo y como iglesia a través de nuestros objetos litúrgicos, actas de bautismos, obras de arte...  ¿Y por qué pasar tanto trabajo? Porque además de su valor espiritual, simbólico e histórico, el patrimonio religioso es un verdadero tesoro artístico y tiene un valor adquisitivo. El robo de arte sacro está entre los delitos más comunes por la demanda del mercado ilegal en el mundo.

Códex Calixtinus o Liber Sancti Iacobi; S. XII.
Guía miniada y manuscrita sobre pergamino.
 Basílica Catedral de Santiago de Compostela. 
Robado en julio de 2011. 

     Si se meten a casa a robar ¿Cómo saber con certeza todo lo que se llevaron?  El guardia y la compañía de seguros pedirán una lista (inventario) de lo hurtado; de otro modo es mejor olvidar recibir compensación o una búsqueda posterior. Nuestra memoria tiene sus límites;  vamos al supermercado y se nos olvida algo de la compra porque no lo anotamos. ¿No hemos prestado algún libro o disco que nos gusta mucho y se nos olvida a quién fue? ¿Cómo demostrar que nuestra casa nos pertenece si no tenemos una escritura que lo constate?


La desaparecido Iglesia de San Francisco de Asís, Ca. 1903. San Juan, PR.
El templo conocido como de San Francisco, fue dedicada originalmente a San Luis Rey de Francia
 como capilla de la Tercera Orden Franciscana y que actualmente funge como templo parroquial.


     Si no tuviéramos registros no sabríamos cómo era la Puerta de Santiago que estuvo al lado del Fuerte San Cristóbal.  Catalogar nos permite estudiar un objeto sin tener que tomarlo o acudir hasta donde está. Gracias al catálogo de una biblioteca sabemos que tal o cual libro pertenecen a su colección. Sin ir a Sevilla se pudo constatar que las vasijas de barro con que se rellenaron las bóvedas de la Iglesia San José son de aquella región.  La catalogación es como llevar una memoria.  Sin memoria no podemos saber dónde estamos ni hacia dónde vamos.  ¿Verdad que es importante llevar un registro y catalogar? 

1.8.11

Apuntes para un proyecto

 
Apuntes para un proyecto

Por Héctor Balvanera
Bienes Culturales, Arquitectura y Arte Sacro

Es necesario el descanso, tanto para el cuerpo como para el alma. En un mundo donde se nos mide por la productividad, es común dejarse llevar por el tren de las actividades cotidianas. El descanso tiene su función espiritual, si no ¿De que otro modo  podríamos tomar fuerzas para  proseguir el camino?

Estas semanas se han quedado en el tintero algunas entradas para este espacio. Como todo peregrino, hubo que hacer una pausa, que aunque corta, fue una enorme oportunidad para detener los motores, respirar y hacer silencio.  El sitio para hacer esa estación queda a 45 Km. de San Juan de Puerto Rico: la Abadía Benedictina de San Antonio Abad, en el municipio de Humacao.

La tradición de hospedar al peregrino viene desde los mismos orígenes de la Orden. Su fundador San Benito de Nursia en la famosa Regula Monasteriorum (Regla de los Monasterios) legó a sus monjes la tarea de recibir a quien toque la puerta como al mismo Cristo (RM Cap. LIII). Estas reglas, son los cimientos de la familia Benedictina y un modelo de la vida comunitaria; tan apreciada, incluso por algunas empresas y organizaciones civiles, que han encontrado en ella una verdadera guía organizacional.

San Benito tomó el  modelo de la vida de San Antonio Abad (251-356 D.C.) reconocido como el fundador de la vida monacal en el oriente cristiano. De ahí el nombre de esta Abadía.

San Antonio pasó gran parte de su vida, hasta su muerte, en el desierto de Egipto.  En el caso del  de Humacao, es un verdadero “desierto”  verde. En el es posible, como en los parajes del Sahara, escuchar el silencio. Un silencio que hace eco de la voz del Creador. Solo que en Humacao, el calor es húmedo, y la arena es verde, de mil tonalidades; y por camellos, una cantidad insospechada de aves, coquís y lagartijos que hacen las veces del murmullo del viento del desértico.  Digno de escándalo, para nuestra cotidianidad postmoderna y ruidosa, que detrás de ese silencio un panal de catorce monjes trabajan con sendo afán, sin el mínimo descuido de sus cinco momentos de oración comunitaria. Y da tiempo para todo.

Los proyectos de la fe, requieren de un ejercicio complejo. Cuando se tiene un pequeño lienzo en blanco y en la mente hay una "capilla Sixtina", no basta la habilidad técnica o la resolución de una mano talentosa. Antes de hacer los primeros apuntes o de trazar bocetos hay  una exigencia preparatoria, en la cual habrá que detenerse a observar y contemplar. Una disposición para ser coparticipe de la creación, reflejo e imagen de la Belleza Sublime.

En la posdata de esta estación veraniega, quedan ejercicios por seguir: escuchar en el silencio. Escucharle y centrarse; centrarse en El y escuchar.

Solo entonces es que el trabajo vendrá, porque la fuerza que se necesita para mover es especial. Una fuerza que no esta en la tempestad, ni en la fuerza del rayo: Un soplo: esta en la suave brisa (1Re 19, 11s)

Imagen: Vitral emplomado en base de cemento armado. Rosetón del presbiterio de la Capilla del Monasterio Benedictino de San Antonio Abad, Humacao PR