23.5.11

La Iglesia como custodia y generadora de cultura y las artes




Por Héctor Balvanera A.
Bienes Culturales, Arquitectura y Arte Sacro

Durante dos mil años la Iglesia ha marcado profundamente el mundo de las artes y la cultura; desde las primeras décadas de la naciente comunidad, el mensaje evangélico fermentó más allá del ámbito original; una multiculturalidad que antes del primer siglo ya era  propiamente universal: romanos, griegos, norteafricanos, etíopes, fenicios, persas, ilirios, etc.

Durante las primeras centurias la fe cristiana se manifiesta de manera sencilla y, las más de las veces, oculta. Solo es tras el Edicto de Tolerancia  (Milán 313), y la protección de Constantino, que el arte se empapó, públicamente, del tema cristiano. La posterior consolidación del papel de la Iglesia en el Sacro Imperio Germánico, permitió un florecimiento cultural a tal nivel que el tema cristiano se definió como fuente, motivo y eje principal para la creación, experimentación y desarrollo de las artes.

Los tesoros artísticos y religiosos de los monasterios, catedrales y santuarios de la Edad Media, como Roma, Compostela y Jerusalén, constituyen las primeras colecciones eclesiásticas. Poco antes del encuentro de América y Europa, los Estados Pontificios contaban con una colección (antigüedades y documentos), tan numerosa, que motivó la fundación de los Museos Vaticanos.

La custodia de este patrimonio se ha ido definiendo en todo un compromiso, a pesar de los vaivenes históricos. Actualmente, la Pontificia Comisión para los Bienes Culturales ("Inde a Pontificatus Nostri initio", SS Juan Pablo II, 1993), es el organismo que preside la tutela del patrimonio histórico y artístico de toda la Iglesia (obras de arte, documentos históricos, patrimonios libreros y aquellos que se conservan en los museos, bibliotecas y archivos); Conservar, Catalogar y Catequizar, son las acciones que definen su misión.

Las artes, como signo elocuente de la fe y la vida cristiana, son un don al servicio de la  Iglesia, que debe inspirar a seguir manifestando a Cristo; a  cuidar la herencia artístico-histórica de quienes nos precedieron;  a valorar los tesoros de nuestros templos y parroquias; una clara invitación a conservar nuestro patrimonio eclesial.

Para conocer más al respecto, visite la página de la Pontificia Comisión para los Bienes Culturales de la Iglesia: http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_commissions/pcchc/index_sp.htm

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