14.8.11

La misión de salvaguardar nuestro patrimonio: Catalogar, Conservar y Catequizar (3ra de 3 partes)



                              Parroquia de Ntra. Sra, del Pilar; Francisco Porrata-Doria,1934; Río Piedras PR.


Por Arq. Héctor Balvanera Alfaro
Arte Sacro y Bienes Culturales 

Concluimos la presentación de la “triple C” de los Bienes Culturales Eclesiásticos: Catalogar, Conservar y Catequizar. Esta última “C” será el tema a compartir: Catequizar.

La especial importancia del patrimonio eclesiástico, artístico y documental, sólo puede entenderse si está envuelto el catequizar, ya que todos estos objetos serían meras colecciones como la de los museos si no se diera esta actividad. El término catequizar proviene del latín cathequizare y este del gr. κατηχζει, que significa instruirAl catequizar sobre la cultura y el arte se debe comunicar el sentido espiritual y religioso que los motivó o para  qué se produjeron: lo que simbolizan y el contenido que guardan.  Solamente entonces podremos apreciarlos y preservarlos adecuadamente.

    



El Nazareno; escultura de talla en madera. España; principios del S. XX. Paso Tradicional de la Procesión de Jueves Santo, Bo. Obrero, Santurce PR


Una copa de oro no es lo mismo que un cáliz usado para la liturgia; ni es lo mismo la pintura de un caballero español elaborada por José Campeche que las copias de la Virgen de Belén que tantas veces produjo el mismo maestro. Para un romano la cruz era símbolo de la peor forma de muerte, para nosotros los creyentes la cruz significa salvación, perdón, verdad, camino y vida: el Amor más grande: Jesús, imagen de Dios, en quien podemos ver al Padre.  Cada cosa tiene un significado, un contexto y un propósito.


Nuestra Señora de la Leche; Escuela de Roger Van der Weyden. Bélgica actual. Ca. Fines del  S. XV. Óleo sobre tabla.

                                   
 La cultura cristiana ha producido muchas obras que necesitan interpretarse, si no, es imposible entenderlas y apreciarlas.  Aquí entra la catequesis.  Es necesaria toda una  instrucción  sobre el lenguaje del arte religioso, las formas de expresión de la fe y las maneras como se ha comunicado lo sagrado a través de la materia.  Necesitamos instruirnos sobre la importancia del lenguaje simbólico en la experiencia religiosa.  La Sagrada Escritura y la liturgia están repletas de símbolos y gestos que muchas veces no podemos interpretar por falta de una buena catequesis. 

    
Si observamos mucho del arte contemporáneo, descubriremos que hay una enorme carencia de “espíritu”; hasta nos resulta ajeno o lejano. El arte está como vacío.  ¿No será el reflejo del vacío espiritual que muchos artistas llevan en su interior?  Incluso a veces pareciera que hay una campaña para mantener a Dios fuera.  Sin embargo,  el artista, como todo ser humano, necesita la esperanza y el alimento del Pan de Vida, de los sacramentos, del don del Espíritu Santo, de la Iglesia.

     Hay mucho por hacer.   Se necesitan catequistas que nos interpreten el arte de nuestras iglesias con los ojos de la fe y que compartan la Buena Nueva con los artistas para que la Iglesia siga embelleciéndose con obras que “hablen” de Dios. 


File:CrystalCathedral.jpg
 


Chrystal Cathedral, Philip Johnson. 1977-1980 Garden Grove, California, Estados Unidos de América. En Julio de 2011 la Diócesis de Orange hizo pública su intención de adquirir el recinto para convertirlo en la Catedral Católica.






La misión de salvaguardar nuestro patrimonio: Catalogar, Conservar y Catequizar (2da de 3 partes)

Por Arq. Héctor Balvanera Alfaro
Arte Sacro y Bienes Culturales
Arquidiócesis de San Juan de Puerto Rico


     Ya hemos tratado sobre la importancia y significado de los Bienes Culturales de la Iglesia  y que para su promoción, aprecio y cuidado hay que Catalogar, Conservar y Catequizar. En la anterior participación abordamos el tema Catalogar que nos permitirá mantener el registro adecuado del patrimonio; en esta ocasión toca el turno a Conservar.

                    Imagen de Ntra. Sra. Madre de la Divina Providencia, despues de un atentato donde fue quemada 
                  la madrugada del 6 de diciembre de 1976, previo a su coronación canónica.
                  Foto El Nuevo Día, Edición del 7 de Diciembre de 1976.

Conservar. ¿Qué es?  Este término proviene del latín servere: atender, servirLa humanidad ha buscado métodos para subsistir  física y anímicamente; salir a delante a pesar del clima o los sucesos históricos, como guerras, migraciones o epidemias. Conservar nos permite comprender mejor el hoy, aprendiendo de lo que fuimos y nos ayuda a prever el futuro.

     Conservar es parte de nuestra cultura: nuestros abuelos sabían cuándo debían cortar los árboles para sacar madera buena, en qué época sembrar un árbol frutal, cómo ahumar o salar carne cuando mataban una vaca en el campo, etc... Conservamos conocimientos y modos de vivir.  Aplicamos técnicas de conservación como provisión y prevención, como la elaboración de conservas de las frutas guayaba y lechosa, o, para recibir alguna tormenta, reservamos agua con unas gotas de cloro en baldes.  ¿Verdad que nos resulta familiar? 

     La conservación ha permitido que nuestro legado cultural perviva hasta hoy y con ello la herencia de nuestros antepasados, en objetos tan familiares como una foto, un mueble, o en actividades y costumbres como la confección de mundillo, los bordados, la talla de santos, etc.
                               Vista del Castillo de San Felipe del Morro desde las ruinas del Leprocomio en Isla de Cabras, 2010.
      La silueta de la ventana es peculiar y nos parecera familiar.
Muy cercano a la forma de la Isla de Puerto Rico


     ¿Y del patrimonio eclesial qué y cuánto hay por conservar? Para comenzar…
  • De la colección del Archivo Histórico: el Archivo de Catedral, el de la Diócesis de Puerto Rico (así se llamaba antes de 1924) y los libros sacramentales y documentos de las primeras parroquias del país (S. XVII al XX).
  • La veintena de inmuebles históricos, de entre 1520 y 1900 (templos, capillas, ermitas, hospitales, escuelas); sin contar los templos y los objetos más contemporáneos que por su valor artístico pronto se inscribirán como patrimonio artístico.
  • Una compleja colección de bienes muebles que van desde pinturas de José Campeche, platería,  esculturas barrocas y neoclásicas, mobiliario, fotografías,  etc., etc.

     El tamaño de los bienes culturales de la Iglesia en Puerto Rico sólo es superado por el del Estado. Preservar este tesoro requiere profesionalismo y recursos materiales; no son tiempos fáciles para nadie, pero si comenzamos sumando el compromiso y la voluntad de cada uno, estaremos dando el primer gran paso ¿Con qué podemos cooperar? Pensemos que es responsabilidad de todos mantener viva la herencia cultural y artística de nuestros antepasados para orgullo de las futuras generaciones.  El primer acto de cooperación debe ser interesarnos en conocer, proteger y amar más nuestro patrimonio. 

Imagen de Ntra. Sra. Madre de la Divina Providencia, noviembre 2010.
Talla de madera, original hecha en Barcelona, 1852. Restaurada en Sevilla en 2009.


La misión de salvaguardar nuestro patrimonio: Catalogar, Conservar y Catequizar (1ra de 3 partes)

 

                                                                                              

Ermita de Ntra. Sra. del Carmen, S. XVIII-XIX
Palo Seco, Toa Baja, PR


Por Arq. Héctor Balvanera Alfaro

Bienes Culturales, Arte Sacro y Bienes Culturales

     Salvaguardar el patrimonio histórico, artístico y cultural de la Iglesia en Puerto Rico es una misión compleja;  una herencia de cinco siglos, que crece con nuevas producciones, trabajando con recursos limitados. Esto no ha sido un obstáculo para que la Arquidiócesis cuente con dos instituciones especiales para este propósito: el Archivo Histórico y la Subcomisión de Arte Sacro y Bienes Culturales. Catalogar, conservar y catequizar son los ejes de un trabajo apropiado en pro del patrimonio eclesiástico. En este artículo hablaremos del primero: Catalogar

     El término catalogar proviene del latín catalogvs y este del griego καταλογοζ, lista o registro; leer de arriba hacia abajo.

     ¿Para qué catalogar? Para tener un registro de dónde y cómo está el patrimonio, de cuánto objetos lo constituyen; se necesita un inventario que debe ser más que una simple lista y que incluya, entre otros   documentos, fotografías, facturas o escrituras, descripción detallada del bien, etc. como cuando tenemos que escribir nuestros datos personales e indicamos estatura, el color de ojos o el pelo.  La catalogación nos ayuda a conocer mejor lo que hemos sido y somos como pueblo y como iglesia a través de nuestros objetos litúrgicos, actas de bautismos, obras de arte...  ¿Y por qué pasar tanto trabajo? Porque además de su valor espiritual, simbólico e histórico, el patrimonio religioso es un verdadero tesoro artístico y tiene un valor adquisitivo. El robo de arte sacro está entre los delitos más comunes por la demanda del mercado ilegal en el mundo.

Códex Calixtinus o Liber Sancti Iacobi; S. XII.
Guía miniada y manuscrita sobre pergamino.
 Basílica Catedral de Santiago de Compostela. 
Robado en julio de 2011. 

     Si se meten a casa a robar ¿Cómo saber con certeza todo lo que se llevaron?  El guardia y la compañía de seguros pedirán una lista (inventario) de lo hurtado; de otro modo es mejor olvidar recibir compensación o una búsqueda posterior. Nuestra memoria tiene sus límites;  vamos al supermercado y se nos olvida algo de la compra porque no lo anotamos. ¿No hemos prestado algún libro o disco que nos gusta mucho y se nos olvida a quién fue? ¿Cómo demostrar que nuestra casa nos pertenece si no tenemos una escritura que lo constate?


La desaparecido Iglesia de San Francisco de Asís, Ca. 1903. San Juan, PR.
El templo conocido como de San Francisco, fue dedicada originalmente a San Luis Rey de Francia
 como capilla de la Tercera Orden Franciscana y que actualmente funge como templo parroquial.


     Si no tuviéramos registros no sabríamos cómo era la Puerta de Santiago que estuvo al lado del Fuerte San Cristóbal.  Catalogar nos permite estudiar un objeto sin tener que tomarlo o acudir hasta donde está. Gracias al catálogo de una biblioteca sabemos que tal o cual libro pertenecen a su colección. Sin ir a Sevilla se pudo constatar que las vasijas de barro con que se rellenaron las bóvedas de la Iglesia San José son de aquella región.  La catalogación es como llevar una memoria.  Sin memoria no podemos saber dónde estamos ni hacia dónde vamos.  ¿Verdad que es importante llevar un registro y catalogar? 

1.8.11

Apuntes para un proyecto

 
Apuntes para un proyecto

Por Héctor Balvanera
Bienes Culturales, Arquitectura y Arte Sacro

Es necesario el descanso, tanto para el cuerpo como para el alma. En un mundo donde se nos mide por la productividad, es común dejarse llevar por el tren de las actividades cotidianas. El descanso tiene su función espiritual, si no ¿De que otro modo  podríamos tomar fuerzas para  proseguir el camino?

Estas semanas se han quedado en el tintero algunas entradas para este espacio. Como todo peregrino, hubo que hacer una pausa, que aunque corta, fue una enorme oportunidad para detener los motores, respirar y hacer silencio.  El sitio para hacer esa estación queda a 45 Km. de San Juan de Puerto Rico: la Abadía Benedictina de San Antonio Abad, en el municipio de Humacao.

La tradición de hospedar al peregrino viene desde los mismos orígenes de la Orden. Su fundador San Benito de Nursia en la famosa Regula Monasteriorum (Regla de los Monasterios) legó a sus monjes la tarea de recibir a quien toque la puerta como al mismo Cristo (RM Cap. LIII). Estas reglas, son los cimientos de la familia Benedictina y un modelo de la vida comunitaria; tan apreciada, incluso por algunas empresas y organizaciones civiles, que han encontrado en ella una verdadera guía organizacional.

San Benito tomó el  modelo de la vida de San Antonio Abad (251-356 D.C.) reconocido como el fundador de la vida monacal en el oriente cristiano. De ahí el nombre de esta Abadía.

San Antonio pasó gran parte de su vida, hasta su muerte, en el desierto de Egipto.  En el caso del  de Humacao, es un verdadero “desierto”  verde. En el es posible, como en los parajes del Sahara, escuchar el silencio. Un silencio que hace eco de la voz del Creador. Solo que en Humacao, el calor es húmedo, y la arena es verde, de mil tonalidades; y por camellos, una cantidad insospechada de aves, coquís y lagartijos que hacen las veces del murmullo del viento del desértico.  Digno de escándalo, para nuestra cotidianidad postmoderna y ruidosa, que detrás de ese silencio un panal de catorce monjes trabajan con sendo afán, sin el mínimo descuido de sus cinco momentos de oración comunitaria. Y da tiempo para todo.

Los proyectos de la fe, requieren de un ejercicio complejo. Cuando se tiene un pequeño lienzo en blanco y en la mente hay una "capilla Sixtina", no basta la habilidad técnica o la resolución de una mano talentosa. Antes de hacer los primeros apuntes o de trazar bocetos hay  una exigencia preparatoria, en la cual habrá que detenerse a observar y contemplar. Una disposición para ser coparticipe de la creación, reflejo e imagen de la Belleza Sublime.

En la posdata de esta estación veraniega, quedan ejercicios por seguir: escuchar en el silencio. Escucharle y centrarse; centrarse en El y escuchar.

Solo entonces es que el trabajo vendrá, porque la fuerza que se necesita para mover es especial. Una fuerza que no esta en la tempestad, ni en la fuerza del rayo: Un soplo: esta en la suave brisa (1Re 19, 11s)

Imagen: Vitral emplomado en base de cemento armado. Rosetón del presbiterio de la Capilla del Monasterio Benedictino de San Antonio Abad, Humacao PR

7.7.11

Alegría: herencia que da vida

Por Héctor Balvanera A.
Bienes Culturales, Arquitetura y Arte Sacro

La Iglesia es una gran familia que se extiende hasta los confines del mundo. Ayer 6 de julio, se le entregó a Su Santidad, Benedicto XVI, los cuatro primeros ejemplares del Atlas Hierarchicus, una compilación de mapas y estadísticas donde se ilustra la geografía de las distintas diócesis, prelaturas, vicariatos y misiones católicas. Ante un panorama tan amplio los asuntos locales pudieran parecer diminutos. Una parroquia en Birmania resulta ser tan diferente a una en Suecia, o en Bolivia: A fin de cuentas, esta gran realidad de realidades constituye la vida y el testimonio del Pueblo de Dios.

En América Latina la cultura no puede pasar por alto la contribución fundamental de la fe católica: es parte de los elementos que la han formado y la significan. Y no solo hablamos de las obras promovidas por el clero y las órdenes religiosas; esto incluye sobre todo a los seglares: artesanos, profesionales, campesinos, artistas y gente del pueblo, que con sus manos, contribución e ingenio han aportado al patrimonio cultural eclesiástico con una personalidad propia.

Hoy ha partido de este mundo D. Ricardo Alegría Gallardo, un ser excepcional, un hito de la cultura puertorriqueña, iberoamericana y, sin duda, universal. La nación borincana, incluyendo la Iglesia que peregrina en estas tierras, le debe la fundación del Instituto de Cultura (ICP), la principal obra dentro de una ingente lista de instituciones, proyectos e iniciativas culturales. Encabezó la vanguardia en la defensa del patrimonio nacional, con un celo y dedicación heroicos. Muy probablemente no se conservaría gran parte del actual legado histórico puertorriqueño sin su intervención. El mejor ejemplo es la ciudad amurallada de San Juan, verdadera joya urbana del Nuevo Mundo.

San Juan es en sí un relicario arquitectónico. Miles de turistas recorren sus adoquinadas calles, en gran medida gracias a la protección del Dr. Alegría. Al menos una veintena de monumentos religiosos dan testimonio de la obra de la Iglesia en dicha ciudad; sin embargo la mayoría de ellas son desconocidas. A este respecto, Mons. Antonio María Veglio, Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes ha lanzado una llama a la evangelización a través del turismo: ofrecer una guía de nuestro patrimonio, como testimonio sensible de la fe.

Don Ricardo contribuyó no solo a custodiar lo material; tuvo la gran virtud de ser inspiración para contagiar, a los que se han dejado, de la concientización por la conservación del patrimonio local como parte de la herencia universal. Él mismo se describía como “un creyente no muy religioso”. Sin embargo me vienen a la mente dos parábolas evangélicas: la de los talentos (Mt. 25, 14-30) y la del hijo obediente y el hijo desobediente (Mt. 21, 28-31).

Ojala que,  desde nuestras labores cotidianas, estos ejemplos nos impulsen a cumplir con la misión personal que se nos ha encomendado: la vida como mejor testamento.

D. Ricardo, descanse en paz.



26.6.11

¿Arte Sacro o Arte Religioso? La Sala Matisse en los Museos Vaticanos

Por Héctor Balvanera A.
Bienes Culturales, Arquitectura y Arte Sacro

Cuando hablamos sobre el arte cristiano, es necesario tener en cuenta que este tiene dos grandes vertientes: el estar destinado para el culto y la devoción, o bien, ser una expresión de la vida cristiana; ya sea mirando desde dentro o de fuera. Si, y es que en la historia del arte cristiano no solo tenemos artistas creyentes. También los ha habido judíos, agnósticos (como el mismo Matisse), etc. que han legado piezas importantes que enriquece el patrimonio artístico cultural de la Iglesia.

Y ya que en esta entrada presentamos la sala dedicada a Matisse en los Museos Vaticanos es recomendable acudir a libros como "Joy Lasts. On the Spiritual in Art" escrito por Sister Wendy Beckett donde se trata sobre la espiritualidad y el arte, haciendo hincapié en la distinción de lo sacro (sagrado) y la mera inspiración  de un tema cristiano, como uno más dentro del mundo estético. Beckett es una  religiosa británica reconocida y respetada dentro del mundo del Arte, que en este libro toma "el Cristo en la Cruz" de El Greco como punto de partida para tratar las diferencias entre la expresión que busca ser un medio hacia la contemplación y aquella que, aunque tenga una técnica magistral, expresa simplemente una escena.

Tenemos pues que: hay quien crea arte para la fe, teniéndola; y también, algunos otros que, aunque no la tienen, pueden expresarla extraordinariamente bien, quizás mejor aún que algunos que la tienen o dicen tenerla... ¿paradoja o juego de palabras? Podemos responder: es la Providencia.

Aquí el enlace de un video sobre la Sala Matisse: http://multimedia.lastampa.it/multimedia/vatican-insider/es/lstp/57044/


4.6.11

La carta de San Juan Pablo II a los Artistas (2a parte): más pistas...

Por Héctor Balvanera A.
Bienes Culturales, Arquitectura y Arte Sacro

Siguiendo la lectura de la carta del Beato Juan Pablo II a los artistas, antes de presentar el texto, es importante distinguir y no confundir el quehacer dedicado a Dios con la forma en que le dedicamos nuestra vida. Antoni Gaudí lo comprendió poco a poco en el transcurso de su vida. Un proceso de conversión que lo llevo a "crear" según la vida cristiana al redescubrir la fe. Otros como Frá Angélico empató ambas vocaciones en su vida como religioso. Sin embargo, la figura del genio de la Basílica de la Sagrada Familia  en Barcelona pueda resultar un modelo de vida más cercano al artísta que no es religioso consagrado o clerigo. En estos tiempos, la comprensión de la experiencia religiosa pareciera condenada, publicamente, a una experiencia privada y exclusiva del hogar y el templo. Pero ¿Quien enciende una lámpara para ocultarla debajo?.. nuestro mundo necesita del brillo de ese fuego del corazón que emana y alimenta la creación artística.

La especial vocación del artista
2. No todos están llamados a ser artistas en el sentido específico de la palabra. Sin embargo, según la expresión del Génesis, a cada hombre se le confía la tarea de ser artífice de la propia vida; en cierto modo, debe hacer de ella una obra de arte, una obra maestra.
Es importante entender la distinción, pero también la conexión, entre estas dos facetas de la actividad humana. La distinción es evidente. En efecto, una cosa es la disposición por la cual el ser humano es autor de sus propios actos y responsable de su valor moral, y otra la disposición por la cual es artista y sabe actuar según las exigencias del arte, acogiendo con fidelidad sus dictámenes específicos[2]. Por eso el artista es capaz de producir objetos, pero esto, de por sí, nada dice aún de sus disposiciones morales. En efecto, en este caso, no se trata de realizarse uno mismo, de formar la propia personalidad, sino solamente de poner en acto las capacidades operativas, dando forma estética a las ideas concebidas en la mente.
Pero si la distinción es fundamental, no lo es menos la conexión entre estas dos disposiciones, la moral y la artística. Éstas se condicionan profundamente de modo recíproco. En efecto, al modelar una obra el artista se expresa a sí mismo hasta el punto de que su producción es un reflejo singular de su mismo ser, de lo que él es y de cómo es. Esto se confirma en la historia de la humanidad, pues el artista, cuando realiza una obra maestra, no sólo da vida a su obra, sino que por medio de ella, en cierto modo, descubre también su propia personalidad. En el arte encuentra una dimensión nueva y un canal extraordinario de expresión para su crecimiento espiritual. Por medio de las obras realizadas, el artista habla y se comunica con los otros. La historia del arte, por ello, no es sólo historia de las obras, sino también de los hombres. Las obras de arte hablan de sus autores, introducen en el conocimiento de su intimidad y revelan la original contribución que ofrecen a la historia de la cultura.

 


[2] Las virtudes morales, y entre ellas en particular la prudencia, permiten al sujeto obrar en armonía con el criterio del bien y del mal moral, según la recta ratio agibilium (el justo criterio de la conducta). El arte, al contrario, es definido por la filosofía como recta ratio factibilium (el justo criterio de las realizaciones).

30.5.11

El artista, imagen de Dios Creador…geniales constructores de belleza


Por Héctor Balvanera A.
Bienes Culturales, Arquitectura y Arte Sacro


Es un reto mayúsculo responder a este llamado, no porque lo haya firmado un Sumo Pontífice (particularmente uno como el Beato Wojtyla); sino porque es, a todas luces, un clamor inspirado por el Espíritu Santo a que desde la especial tarea de la creatividad humana, cooperemos con el Señor; un compromiso que trasciende lo formal-profesional: Testimonio de vida.

Quizás de modo, un poco orgulloso, en nuestra actividad nos hemos atrevido a sentirnos en un lugar preferente, por ser artistas. Bien pareciera que a la palabra creación  la hemos despojado de la “ce” mayúscula para hacerla de nuestro tamaño ¿Con que propósito? Tal vez para que no pese tanto la responsabilidad de integrar nuestra labor con nuestra fe.

Según la teoría del diseño y composición, para iniciar un proyecto se formulan dos preguntas: ¿Que es?  Y ¿Para quien es? (El resto de interrogantes aplicables pueden incluirse dentro de estas). En el caso del artista católico la segunda cuestión es determinante, sobre todo cuando se trata de un proyecto de arte religioso; primero, porque más allá de las necesidades utilitarias del usuario (feligresía, clero o público en general), esta la fe: el sentido clave al proyecto.

Es bueno mirar con esperanza, tener presente más a menudo al único Creador y personalizar esas palabras de Juan Pablo II donde llama al artista: genial constructor de belleza. Y es que el Amor del Padre nos ha entregado un don, pero no solo para el disfrute personal; es uno que tiene que fructificar como la buena semilla, para compartir y alimentar: A través de nuestro arte, ser instrumentos para el anuncio de la Buena Nueva.


28.5.11

Entremeses(1)

 Por Héctor Balvanera A.
Bienes Culturales, Arquitectura y Arte Sacro

A modo de intermedio, presentamos este "entremés". Distensión necesaria; humor tomado con la debida seriedad (siempre se corre el riesgo de pensar que la erudición es aburrida, seca y de pose).

El Beato Juan Pablo II, una figura compleja, heroica en virtudes; aunque no sin controversias de lado. Roma locuta est causa finita est * : este pasado 1 de mayo fué elevado a los altares  y un sinnúmero de motivos tenemos para alegrarnos por ello y otro tanto de testimonios de su vida, que podemos aplicar a la nuestra.

De todos es de reconocer que este tipo de eventos son aprovechados por más de uno, y dejando al juicio del lector sus conclusiones, presentamos lo que en este momento es la controvertida situación que ha pasado precisamente con la figura, literalmente, del ahora beato pontífice. 

La fenecida intelectual siro-mexicana Ikram Antaki, solía afirmar que la opinión es el punto más bajo del pensamiento, por ello es preciso ofrecer distintas fuentes, en este caso enlaces, para que usted mismo elabore sus conclusiones con mayor conocimiento de causa.

El primer enlace nos acerca a la experiencia de un artista católico practicante, la segunda y la tercera son posturas de aquellos que siendo "simples fieles de a pie", como despectivamente algunos suelen referir, la abordan.

PD. Ante un proyecto de tal magnitud, es de suponer que el artista debió considerar, como elemento de peso, el significado que el Beato Joseph Karol Wojtyla tiene para quienes  fue, es y será, referente de la vida de fe... ¿Me equivoco?

27.5.11

Pistas: La carta de San Juan Pablo II a los Artistas (1ra parte)...





Por Héctor Balvanera A.
Bienes Culturales, Arquitectura y Arte Sacro

¿Donde y como iniciar un blog, cuando el límite de la comunicación nos sobrepasa? Iniciamos este espacio, como un pequeño Areópago donde  comunicar las cuestiones de las artes y su relación con la fe. 

 El Beato Juan Pablo II tomó la ocasión del Gran Jubileo de la Encarnación, MM.AD, para dirigirse a los artistas; retomando así el llamado que tanto Pío XII, como Pablo VI lanzaron desde la Sede de Pedro al mundo de las artes.


La lectura y re-lectura de este documento (y eventualmente de otros tantos) plantea el seguimiento de una enorme asignatura pendiente -Si, todavía pendiente-  para la recuperación y desarrollo del dúo: Arte y Fe.

Vayamos a descubrir estas primeras pistas con la carta de Juan Pablo II, luego iremos con las intervenciones de los anteriores pontífices. Asunto aparte nos tomará la ingente intervención de SS Benedicto XVI en esta materia. Me atrevería a decir, mea culpa, que Su Santidad es además de teólogo y maestro, un verdadero artista plástico a través de las imágenes con las cuales ilustra, literalmente, el magisterio de su pontificado.



CARTA DEL SANTO PADRE  JUAN PABLO II A LOS ARTISTAS (1ra parte)
A los que con apasionada entrega
buscan nuevas « epifanías » de la belleza
para ofrecerlas al mundo
a través de la creación artística.
« Dios vio cuanto había hecho, y todo estaba muy bien » (Gn 1, 31)

El artista, imagen de Dios Creador
1. Nadie mejor que vosotros, artistas, geniales constructores de belleza, puede intuir algo del pathos con el que Dios, en el alba de la creación, contempló la obra de sus manos. Un eco de aquel sentimiento se ha reflejado infinitas veces en la mirada con que vosotros, al igual que los artistas de todos los tiempos, atraídos por el asombro del ancestral poder de los sonidos y de las palabras, de los colores y de las formas, habéis admirado la obra de vuestra inspiración, descubriendo en ella como la resonancia de aquel misterio de la creación a la que Dios, único creador de todas las cosas, ha querido en cierto modo asociaros.
Por esto me ha parecido que no hay palabras más apropiadas que las del Génesis para comenzar esta Carta dirigida a vosotros, a quienes me siento unido por experiencias que se remontan muy atrás en el tiempo y han marcado de modo indeleble mi vida. Con este texto quiero situarme en el camino del fecundo diálogo de la Iglesia con los artistas que en dos mil años de historia no se ha interrumpido nunca, y que se presenta también rico de perspectivas de futuro en el umbral del tercer milenio.
En realidad, se trata de un diálogo no solamente motivado por circunstancias históricas o por razones funcionales, sino basado en la esencia misma tanto de la experiencia religiosa como de la creación artística. La página inicial de la Biblia nos presenta a Dios casi como el modelo ejemplar de cada persona que produce una obra: en el hombre artífice se refleja su imagen de Creador. Esta relación se pone en evidencia en la lengua polaca, gracias al parecido en el léxico entre las palabras stwórca (creador) y twórca (artífice).
¿Cuál es la diferencia entre « creador » y « artífice »? El que crea da el ser mismo, saca alguna cosa de la nada —ex nihilo sui et subiecti, se dice en latín— y esto, en sentido estricto, es el modo de proceder exclusivo del Omnipotente. El artífice, por el contrario, utiliza algo ya existente, dándole forma y significado. Este modo de actuar es propio del hombre en cuanto imagen de Dios. En efecto, después de haber dicho que Dios creó el hombre y la mujer « a imagen suya » (cf. Gn 1, 27), la Biblia añade que les confió la tarea de dominar la tierra (cf. Gn 1, 28). Fue en el último día de la creación (cf. Gn 1, 28-31). En los días precedentes, como marcando el ritmo de la evolución cósmica, el Señor había creado el universo. Al final creó al hombre, el fruto más noble de su proyecto, al cual sometió el mundo visible como un inmenso campo donde expresar su capacidad creadora.
Así pues, Dios ha llamado al hombre a la existencia, transmitiéndole la tarea de ser artífice. En la «creación artística» el hombre se revela más que nunca «imagen de Dios» y lleva a cabo esta tarea ante todo plasmando la estupenda « materia » de la propia humanidad y, después, ejerciendo un dominio creativo sobre el universo que le rodea. El Artista divino, con admirable condescendencia, trasmite al artista humano un destello de su sabiduría trascendente, llamándolo a compartir su potencia creadora. Obviamente, es una participación que deja intacta la distancia infinita entre el Creador y la criatura, como señalaba el Cardenal Nicolás de Cusa: «El arte creador, que el alma tiene la suerte de alojar, no se identifica con aquel arte por esencia que es Dios, sino que es solamente una comunicación y una participación del mismo»[1].
Por esto el artista, cuanto más consciente es de su «don», tanto más se siente movido a mirar hacia sí mismo y hacia toda la creación con ojos capaces de contemplar y de agradecer, elevando a Dios su himno de alabanza. Sólo así puede comprenderse a fondo a sí mismo, su propia vocación y misión.

24.5.11

Muestranos al Padre...


Por Héctor Balvanera A.
Bienes Culturales, Arquitectura y Arte Sacro

Jesús el Cristo: la imagen del Padre; el tema del arte más representado. Múltiples rostros y una sola inspiración: contemplar el rostro del Creador. 

El profeta Isaías pintó una escena coloreada de pasión y dramatismo (Is 53), prefiguración del Calvario.

La imagen, a la izquierda del lector, nos muestra una talla de tipo alemana, de principios del S. XX, procedente del Monasterio Benedictino de Humacao Puerto Rico.

El maestro artesano modeló en la madera "una instantánea" del sacrificio salvífico. Se puede percibir la intención de provocar un gesto de piedad; como quien para tomar una instantánea, detiene brevemente su propia respiración, con delicadeza, para no profanar ese momento sagrado.  

...el que me ha visto a mi, ha visto al Padre (Jn 14,9)...



Isaías  53

¿Quién dio crédito a nuestra noticia? Y el brazo de Yahveh ¿a quién se le reveló?
Creció como un retoño delante de él, como raíz de tierra árida. No tenía apariencia ni presencia; le vimos y no tenía aspecto que pudiésemos estimar. 
Despreciable y desecho de hombres, varón de dolores y sabedor de dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro,  despreciable, y no le tuvimos en cuenta.

¡Y con todo eran nuestras dolencias las que él llevaba y nuestros dolores los que soportaba! Nosotros le tuvimos por azotado, herido de Dios y humillado.
 

El ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. El soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus cardenales hemos sido curados.
Todos nosotros como ovejas erramos, cada uno marchó por su camino, y Yahveh descargó sobre él la culpa de todos nosotros.

Fue oprimido, y él se humilló y no abrió la boca. Como un cordero al degüello era llevado, y como oveja que ante los que la trasquilan está muda, tampoco él abrió la boca.

Tras arresto y juicio fue arrebatado, y de sus contemporáneos, ¿quién se preocupa? Fue arrancado de la tierra de los vivos;  por las rebeldías de su pueblo ha sido herido; y se puso su sepultura entre los malvados y con los ricos su tumba, por más que no hizo atropello ni hubo engaño en su boca.

Mas plugo a Yahveh quebrantarle con dolencias. Si se da a sí mismo en expiación, verá descendencia, alargará sus días,  y lo que plazca a Yahveh se cumplirá por su mano. 
Por las fatigas de su alma, verá luz, se saciará.  Por su conocimiento justificará mi Siervo a muchos y las culpas de ellos él soportará.
Por eso le daré su parte entre los grandes y con poderosos repartirá despojos,  ya que indefenso se entregó a la muerte  y con los rebeldes fue contado, cuando él llevó el pecado de muchos, e intercedió por los rebeldes.


23.5.11

¡El rico patrimonio cultural de la Iglesia… igualito que en Puerto Rico!

Por Héctor Balvanera A.
Bienes Culturales, Arquitectura y Arte Sacro

En muchas ocasiones he escuchado, supongo que igual que usted, comentarios de personas que relatan con grandes elogios su visita a tal o cual iglesia de otro país, y terminan diciendo, no se si a modo de queja o frustración: ¡Igualito que en Puerto Rico!  ¿Verdad que si? No se ria, ni se moleste; enfrentemos la real situación de nuestro patrimonio cultural eclesiástico que esta, en muchos casos lamentablemente, en grave riesgo de perderse.

¡Bendito! ¿Pero cuando van a acabar la “remodelación”? - dicen muchos visitantes a la iglesia San José. ¿Que pasa que nuestros templos, pinturas, esculturas y demás tesoros de nuestra Iglesia están en ese estado? ¿Por qué? La primera respuesta podría ser: ¿Y que estamos haciendo al respecto?

Busquemos en nuestro medio. Si muere nuestra abuela, no faltará quien se  peleé por la piedrecilla china que le dio abuelo como recuerdo del primer beso, en aquella quebrada; o del sombrero con cinta marrón, que ella le tomaba para tapar del sol a los nenes cuando dormían en sus brazos y que luego sirvió para guardar ocultas las fotos de pequeños de todos los nietos; o aquel pilón, que parece oler todavía a orégano y culantro, aunque hacían años que se guardaba arriba de la nevera, sin usar, desde que abuela no podía cocinar.

Los objetos que nos relacionan o recuerdan con ese ser amado o un hecho importante cobran un sentido especialísimo, casi sagrado. Entonces aunque no se vuelva a moler el ajo en aquel pilón, el recuerdo hace que se conserve con más importancia que una joya preciosa.

Cuando recordamos revivimos sensaciones, sentimientos y emociones; enlazamos nuestro recuerdo con el de los otros: la memoria colectiva. Los objetos adquieren significado…

Regresando con abuela, hay dos escenas que podemos meditar. Uno, se desarrollaría en las Navidades; mientras se guayan las viandas para los pasteles, tití la mayor, de reojo mira el pilón que ahora guarda en el chinero (ya no sobre la nevera) y se abre su memoria: comienza a contar sobre el día que abuela los llevó por primera vez a la Plaza de Río Piedras; luego mami completa diciendo que ese fue el mismo día que probó un níspero, de los que le contaban había en la finca de Utuado. Así cada año, la familia ira construyendo la historia. No falta el tío que se encarga de relatar oficialmente los chistes y anécdotas, que los otros no conservan con tanto cuidado y detalle como el. Cada vez que tití limpia aquel pilón, le pasa un poquito de aceite ingles y con mucho cuidado lo trata como una reliquia; además, aprendió a usar la computadora para enviar una foto electrónica, a su prima Carmen, quien quiere mostrar a sus nietas Susan y Claire lo que es un pilón, porque en Oklahoma no hay muchos boricuas y las nenas no conocen la Isla.  Recordar, cuidar, amar, conocer, amar, cuidar, recordar.

En el otro escenario un tío recibió el sombrero de abuelo. Lo guardó con mucho cuidado; con tanto, que olvidaba que lo tenía en el closet. Era algo tan precioso que lo contemplaba cada que deseaba revivir aquellos sentimientos; eso, mientras que la memoria le permitió recordar donde lo había puesto; luego lo regresaba al encierro.
Con el tiempo, tío también murió. Sus descendientes, desconociendo las historias del sombrero y su importancia en la familia, al día siguiente del funeral vaciaron el closet y lo regalaron al jardinero. Este, cuando vio que era demasiado grande lo pasó a su hijo y este otro a su esposa, porque no le gusto. Ella le encontró buen uso: el sombrero sirve para cobijar la jaula de las cotorritas que tiene en la marquesina. Conocer es amar.

¿Que tanto sabemos de lo nuestro, de nuestros tesoros, muchas veces escondidos, u olvidados? Y si ese sombrero fuera una pintura antigua de gran valor, o un marco de plata que de una santa imagen como la de La Monserrate? ¿Recuerda la historia del caballero y el caballo de la Capilla del Cristo? ¿Sabia qué en Aguada martirizaron algunos frailes y es donde se construyó la primera iglesia de piedra en Puerto Rico? ¿Que las pinturas religiosas de José de Campeche se consideran de los mejores ejemplos de la pintura colonial? Quizás algo siga en la memoria.

Y ¿Dónde esta el sombrero? ¡Ah! Los tiempos escolares; tal vez tuvo el privilegio de dar al menos una visita por el Viejo San Juan, San Germán, Guayama o Ponce y le viene a la mente la imagen de algún santo o pinturas que vio ahí.

En lo cotidiano, lo familiar ¿Conocemos cuando y quien construyó nuestra parroquia? ¿Qué quizás la custodia es de plata y fue regalo, con mucho sacrificio, de un feligrés muy humilde? ¿Sabemos que las pinturas del Viacrucis que cuelgan son obra de un artista reconocido?

Cristo nos llama a la Verdad, de la cual forma parte el conocimiento humano, como don y gracia; por ello debemos cultivarlo y ponerlo al servicio conservando nuestra herencia cultural; tal vez por eso es que muchos monumentos religiosos están en graves condiciones; quizás es que nuestro conocimiento se limite a verlos cuando se va a Misa, a una ceremonia o a algún tramite; a lo mejor sepamos que es antiguo y que ya estaba antes de nuestros abuelos. Posiblemente pensemos que alguien más hará el trabajo.

Que pena, que mientras estamos en este desconocimiento, día a día nos visitan extranjeros y miran y se llevan la buena experiencia de nuestro patrimonio; porque se informaron, buscaron y cuando contemplan el mural de San Telmo, sabiendo que ha perdurado pese los ataques del clima y los piratas, admiradamente exclaman: ¡Que hermoso! Wonderful!  ¡C’est magnifique! … Si ¡Igualito que en Puerto Rico!