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25.4.16

La Capilla de N. Sra. de la Divina Providencia

Lecturas iconográficas del arte que se resguarda en el recinto que tiene el honor de ser el primitivo santuario de N. Sra. Madre de la Divina Providencia, en la Catedral de San Juan.


La investigación de esta obra propone considerar los elementos iconográfico-iconológicos como parte de la dinámica interdisciplinar necesaria para el análisis del patrimonio cultural que se alberga en la Capilla de Nuestra Señora de la Divina Providencia en la Catedral de San Juan, tema que al presente ha sido tratado casi exclusivamente desde lo historiográfico, en lo tocante a la arquitectura y el proceso de la fábrica. A pesar de la importancia que el acervo documental ha aportado en la comprensión sobre la historia de la advocación de la Virgen Patrona de Puerto Rico, es igualmente necesario abordar los temas relacionados específicos a los valores subyacentes al patrimonio artístico que contiene su santuario primitivo, como son la obra pictórica mural, escultórica y del mobiliario, incluyéndolos como recursos culturales dentro del conjunto urbano.

La Capilla de la Providencia, como pieza clave del culto y del tesoro catequético que pertenece a la Santa Iglesia Catedral requiere revalorarse. 

Histórica- y estoicamente- el complejo monumental ha dado cátedra del testimonio de la fe del pueblo que representa, perseverante en el empeño de construir, reconstruir, levantar, completar, renovar y conservar, como símil de la esperanza cristiana. 

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Representación angélica: N. Sra. de la Concepción

Análisis de la representación angélica en la pintura titulada N. Sra. de la Concepción, de José Campeche.


Se ha seleccionado para este trabajo el análisis icónico de las figuras angélicas en la imagen de Nuestra Señora de la Concepción (1795), de la autoría de José Campeche y Jordán (1751-1809)[1], tomando en cuenta la peculiaridad del tratamiento del tema en dicha obra, por su claro apego al canon de la tradición iconográfica y por la relación que guardan dentro de los elementos, donde a pesar de su carácter subordinado, los ángeles establecen el carácter cristócentrico de la composición pese al evidente tema mariano. Este lienzo forma parte de un grupo de óleos de gran formato que originalmente pertenecieron a la iglesia conventual[2] de San Francisco de Asís en la ciudad de San Juan de Puerto Rico.

PARA SEGUIR LEYENDO puede hacerlo a través del siguiente vínculo: Representación angélica: N. Sra. de la Concepción

[1] José Campeche y Jordán (1751-1809), terciario dominico, prolífico pintor, retablista y músico, considerado el gran paradigma del arte puertorriqueño. Sus temas abordaron principalmente lo religioso y el retrato. Maestro de la miniatura y del detalle, elevó sus dotes con la influencia de Luís Paret y Alcázar (1744-1799), pintor de la corte, entre los reinados de Carlos III, quién lo desterró a Puerto Rico, y Carlos IV. Su obra  constituye la transición y desarrollo de la pintura local entre el escaso barroco y el neoclásico, con un identidad claramente rococó.


[2]  La vida jurídica del Convento de San Francisco de Asís comprendió entre 1641 y 1838.




Imagen: N.S. de la Concepción, Mateo Cerezo S. XVII, modelo antecedente que el pintor puertorriqueño tomó para su obra.

Catedral de San Juan Bautista de Puerto Rico

La interpretación del patrimonio cultural es fundamental para que los individuos participen activamente en la responsabilidad colectiva de su cuidado.

Esta es una guía básica de la Catedral de San Juan, la iglesia madre de las parroquias y catedrales de Puerto Rico, y algunos lugares más distantes:

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Catedral de San Juan Bautista de Puerto Rico

20.12.15

Patrimonio Histórico Artístico y Piedad Popular: Aplicaciones para la Catequesis




PATRIMONIO HISTÓRICO ARTÍSTICO Y PIEDAD POPULAR[1]
APLICACIONES PARA LA CATEQUESIS

(TALLER impartido el 5 de agosto de 2015 durante la Semana de Formación de Catequesis y Evangelización de las Vicarias de Bayamón, y Del Toa y La Plata)


Este taller conferencia tiene como fin particular proponer a los catequistas parroquiales la inspiración del arte católico y sus aplicaciones en la religiosidad popular y la liturgia, como herramientas de la Evangelización.

El arte debe a la catequesis que históricamente ha sido el más importante patrocinador de sus distintas manifestaciones. La primitiva decoración de las primitivas catacumbas, tenían como fundamento el relato de la Historia de la Salvación, luego expresadas magníficamente en las basílicas y los edificios religiosos a lo largo de los siglos. Las catedrales, además de proveer la enseñanza de gramática y ciencias que luego se transformaron en las primeras universidades, han sido ejemplos de verdaderos manuales de doctrina por medio de murales, mosaicos, vitrales, grupos escultóricos, retablos, etc., etc., que se conocen como la Biblia de los Pobres. Todos los fieles podían estar en contacto con las enseñanzas de la Iglesia a través de las obras de arte, donde se describía y documentaba los relatos bíblicos, las historias de los mártires, de los santos, las alegorías de la fe.

Una pieza clave para la realización de las grandes obras artísticas en las catedrales, basílicas, iglesias parroquiales, capillas y ermitas ha sido la participación de los seglares, principalmente organizados en lo que hoy conocemos como asociaciones de fieles[2].  El aprecio de la herencia del patrimonio artístico que históricamente han custodiado los laicos[3], debe ser otra parte del proceso catequético, como herramienta a aplicarse en la participación de la vida comunitaria, particularmente en la liturgia, la piedad[4] y el apostolado, indispensables en la vida cristiana de los fieles.

El testimonio de las asociaciones de fieles muestra variadas facetas de la vida cristiana: subsidiaridad, acción apostólica, piedad y religiosidad, culto, liturgia y sacramentos, los cuales son campos naturales de la labor del catequista. Incluso el ejemplo de la acción de las asociaciones de fieles debiera motivar a la participación de otros en las existentes.

Por otra parte, la valoración y aprecio del arte católico debiera promover el compromiso de todos los fieles en su cuidado. Dicho patrimonio requiere atención, la cual es posible si se aplican medidas preventivas para su conservación, se acude a la consulta de peritos o profesionales de la materia y la Iglesia entera se compromete a su cuidado como reliquia y testigo de la historia cristiana.


La Iglesia como maestra
El Magisterio y la Tradición de la Iglesia, son fuentes que proveen herramientas para el camino seguro de la vida de fe del cristiano, experiencia cotidiana que se verifican en su mundo cultural particular. A este efecto se recomienda profundizar las siguientes fuentes:
Directorio de Piedad Popular y la Liturgia[5]. En este documento se provee el trasfondo histórico de éste tema y se pondera la relación efectiva de la sacramentalidad de la vida del cristiano.
Código de Derecho Canónico de 1983. En cuanto a los aspectos jurídicos, es la guía para comprender el derecho de los fieles[6] [7] y su participación activa en la Iglesia. En esta legislación se detallan igualmente los aspectos de los fines, los bienes, la comunión y el compromiso que implica el constituirse como entidad eclesiástica.
Pontificio Consejo para la Cultura (PCC). Sobre los temas del patrimonio artístico existen abundantes fuentes de consulta, tanto eclesiásticas como civiles, de las que recomendamos principalmente las provenientes de la Pontificia Comisión de los Bienes de la Iglesia sobre inventarios, conservación y museología, hoy integrado dentro del PCC.



Los tiempos de la Religiosidad y Piedad Popular
Se propone el uso de una línea del tiempo donde la piedad, religiosidad popular y la liturgia se comunican por medio de las expresiones artísticas como la pintura, la escultura y la orfebrería. Este cuadro sintetiza el hilo histórico de algunas de las devociones más importantes en la Iglesia en Borinquen, compaginando eventos que enmarcan la particular experiencia de las asociaciones de fieles que comúnmente llamamos cofradías, por principalmente por ser un caso verificable durante toda la vida eclesiástica de estas tierras.

El Ciclo litúrgico en Puerto Rico tuvo sus orígenes en la liturgia propia de la sede episcopal de Sevilla[8], diócesis metropolitana de la cual fue sufragánea la de San Juan de Puerto Rico, desde su creación[9] hasta 1546, manteniendo luego esta influencia hasta que se fueron aplicando los decretos del Concilio Ecuménico de Trento[10].


El patrimonio artístico como testimonio
Como parte de los frutos de las Cofradías, Hermandades y Asociaciones ha sido la de ser patrocinadores, custodios y /o propietarios de importantes piezas de arte que testifican las fe católica a lo largo de la historia. Estos objetos constituyen una parte destacada de la herencia del arte religioso puertorriqueño. Podemos distinguir dentro de estos casos:
  1. Imágenes Titulares: del Santo Cristo de la Salud (Obra de Manuel González), Ntra. Sra. del Carmen (Hoy de la Tercera Orden); Cofradía de Ntra. Sra. de la Candelaria (San José);  Facsímil de Ntra. Sra. de Belén.
  2. Ex votos: de la Virgen de la Monserrate (Adoración de los Reyes), del Santo Cristo de la Salud; Cofradías de Ntra. Señora de Belén y la de de Ntra. Sra. del Rosario (Obras de José Campeche), Pía Unión de Ntra. Sra. de la Providencia.
  3. Inmuebles: Conjuntos de Capilla y Hospital de N. Sra. de la Concepción (Ciudad de San Juan y Villa de San Germán) del Santo Cristo de la Salud; de Ntra. Sra. de Valvanera, del Rosario, de Belén; de la Monserrate;
  4. Insignias, manifestador y guión de la Cofradía del Ssmo. Sacramento (S. I. Catedral)
  5. Orfebrería: Tesoro de Ntra. Sra. de la Providencia; Tesoro del Santo Cristo de la Salud;
Una abundante serie de obras de artes aplicados como los ornamentos de la Cofradía de Ntra. Sra. del Carmen en Palo Seco, las Hermandades de Ntra. Sra. de los Dolores (S. I. Catedral y Parr. del Carmen en Bo. Obrero) y la de la Virgen de la Providencia, son muestra de la actividad constante de las respectivas asociaciones y su contribución al arte religioso.

La consideración de fortalecer los lazos entre el clero, los consagrados y los fieles seglares a través de la formación constante constituye una oportunidad para enriquecer nuestra Iglesia local. Se espera que la motivación de compartir y proveer información pertinente a práctica litúrgica, la teología, el arte sacro y el derecho canónico animen a la  incorporación de los seglares en las distintas asociaciones existentes e incluso a la formación de nuevas o a la reactivación de otras, fortaleciendo por extensión a la adhesión a las enseñanzas de Ntra. Santa Madre Iglesia.

Conclusiones y sugerencias
·        Incluir y promover la participación y patrocinio de los recursos locales tales como artesanos, artistas gráficos, profesionales del arte y la cultura y en la medida posible de artistas plásticos, para la elaboración de materiales, actividades de formación, proyectos de arte litúrgico.
·        Programar visitas a museos y a nuestro patrimonio histórico y cultural-
·        Promover la recuperación de los valores del trabajo manual que en la actualidad ha tendido a sustituirse con materiales prefabricados, industriales o bien del plagio de material electrónico, desaprovechando los talentos que el Señor ha puesto en su Iglesia.
·        Recuperar los medios existentes de arte sacro y religioso local para su uso como material catequético, aprovechando sus valores iconográficos y espirituales, tales como las obras artísticas de José Campeche, las colecciones diocesanas, parroquiales, etc.
·        Revalorar la acción de las asociaciones de fieles, para que además del ejemplo de profesar la fe por medio de las expresiones públicas y en el ámbito de la caridad, profundizando en la transmisión del valor catequético y espiritual del patrimonio artístico y documental que custodian. Para ello, se les propone: catequesis y formación particular sobre arte sacro, piedad popular y liturgia; inventarios eclesiásticos[11] [12] y  planes de conservación preventiva.
·        Destacar la generosa entrega de los seglares que desde su participación sencilla da testimonio de fe en medio de una cultura laicizante y secularizada, muy a pesar de las raíces cristianas de nuestro entorno. Actualmente las manifestaciones de piedad popular son parte de la agenda litúrgica de las comunidades eclesiales, sin embargo se descuida el valor evangelizador de las mismas, puesto que muchas de ellas se constituyen en simples actividades, de las cuales se desconoce su sentido y función. La catequesis debe complementar la actividad logística de la organización de las mismas. Las reuniones para prepararlas deberían considerar un modulo de formación pastoral que traten del sentido litúrgico sacramental, historia de la Iglesia, de la vida del santo o del misterio que se celebrará. Igualmente es indispensable incluir la fundamentación bíblica, magisterial y teológica básica, de tal manera que lo que se celebre se viva: Lex Orandi Lex Credendi.

El escándalo de la Cruz se sigue y seguirá manifestando en las  calles por medio de las procesiones y actos públicos que gracias, en buena parte, a las asociaciones de files se mantienen.

Es necesario dar espacio a la educación y catequesis de los seglares, a fin de que en tanto mayores herramientas tengan a mano, la actividad pastoral podrá tener más expectativas de cumplir con sus fines. La conservación y aprecio del patrimonio artístico relacionado a la religiosidad y la piedad popular es indispensable para su propia supervivencia ya que las imágenes, enseres y ornamentos son el lenguaje profundo que a través del símbolo y de los sentidos las cofradías, hermandades, asociaciones y grupos apostólicos proclaman nuestra fe.

 

BIBLIGRAFÍA Y FUENTES DE CONSULTA

CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO: http://www.vatican.va/archive/ESL0020/_INDEX.HTM
COMISIÓN PONTIFICIA PARA LOS BIENES CULTURALES DE LA IGLESIA:
o        Necesidad y urgencia de inventariar y catalogar los bienes culturales de la Iglesia (1999).
o        La función pastoral de los archivos eclesiásticos (2 de febrero de 1997)
o        Los bienes culturales de los institutos religiosos (10 de abril de 1994)
o        Las bibliotecas eclesiásticas en la misión de la Iglesia (19 de marzo de 1994)
o        Formación de los futuros presbíteros en el cuidado de los bienes culturales de la Iglesia (15 de octubre de 1992)
CONSEJO EPISCOPAL LATINOAMERICANO (CELAM): http://www.celam.org/index.php
CONSEJO PONTIFICIO DE CULTURA (www.cultura.va). Diccionario de Historia Cultural de la Iglesia en America Latina:
http://www.enciclopedicohistcultiglesiaal.org/diccionario/index.php/Glosario
http://www.dhial.org/diccionario/index.php/Glosario.
CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS: Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia: principios y orientaciones; Ciudad del Vaticano, 2002.
DÁVILA RODRÍGUEZ, Arturo. María en la Religiosidad Popular de Puerto Rico; Colección Quinto Centenario; CELAM, Bogotá 1989.
DALMAU, Bernabé. Religiosidad Popular y Santuarios; Dossier del Centro de Pastoral Litúrgica # 64; Barcelona, 1995.
FELICES, Fernando. Apuntes. Apuntes para la historia de la Santa Iglesia Catedral de San Juan Bautista (1512-1977); Directorio de la Arquidiócesis de San Juan de Puerto Rico, Lito Camargo Ltda. Bogotá, 2003.
GARCÍA, Javier. María en la Religiosidad Popular (en Latinoamérica); Boletín CELAM #303, Marzo 2004
LÓPEZ CANTOS, Ángel. La Religiosidad Popular en Puerto Rico (Siglo XVIII); Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, 1992.
PAULO VI. Sacrosanctum Concilium: Constitución sobre la Sagrada Liturgia; Concilio Ecuménico Vaticano II, 1963.
PAULO VI. Evangelii Nuntiandi: Exhortación Apostólica sobre la evangelización en el mundo contemporáneo; 1975.
PARENTE, Pietro; PIOLANTI, Antonio; GAROFALO, Salvatore. Diccionario de Teología Dogmática; Versión del Italiano por Pro. Francisco Navarro; Editorial Litúrgica Española, Barcelona, 1952.
SILVEIRA, María del Pilar. Nueva búsqueda de la mariología popular latinoamericana. Aportes de la fisonomía de la mariología popular venezolana al conocimiento teológico: Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Teología, Instituto Teológico Internacional de Puerto Rico, 2011.
TUS PREGUNTAS AL SANTORAL. RABRE, Ramón. Acceso el 25 de abril de 2015: http://preguntasantoral.blogspot.com/
THE CATHOLIC ENCYCLOPEDIA. NEW YORK: Robert Appleton Company. Acceso el 25 de abril de 2015 de New Advent: http://www.newadvent.org/cathen/11562a.htm





[1] Según la III Conferencia General del CELAM se define: “Por religión del pueblo, religiosidad popular o piedad popular entendemos el conjunto de hondas creencias selladas por Dios, de las actitudes básicas que de esas convicciones se derivan y las expresiones que las manifiestan. Se trata de la forma o de la existencia cultural que la religión adopta en un pueblo determinado. La religión del pueblo latinoamericano, en su forma cultural más característica, es expresión de la fe católica. Es un catolicismo popular”: (CELAM, Documento de Puebla, No. 444, 1979).
[2] Ej. : Ccofradías, hermandades o grupos apostólicos, integradas mayormente por seglares.
[3] BALVANERA, HÉCTOR: Las Asociaciones de Fieles, su Patrimonio Artístico y la Religiosidad Popular. Taller Conferencia. Oficina de Bienes Culturales y Arte Sacro, Arquidiócesis de San Juan PR, 2015.
[4] Según la exhortación Evangelii Nuntiandi (EN) la piedad popular son las “expresiones particulares de búsqueda de Dios y de la fe, que, bien orientadas, pueden ser para las masas populares un verdadero encuentro con Dios en Jesucristo” (Paulo VI: EN, Exhortación Apostólica, 1975).
[5] CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS
[6] REYES VIZCAINO: Los Estatutos de la asociación de fieles; Sobre esta modalidad dentro de las personas Jurídicas en la Iglesia según Derecho Canónico de 1983 canon 215,  donde: Los fieles tienen derecho a fundar y dirigir libremente asociaciones para fines de caridad o piedad, o para fomentar la vocación cristiana en el mundo; y también a reunirse para procurar en común esos mismos fines.
[7] Sobre la Historia y desarrollo de Hermandades y Cofradías Recomendamos consultar: CONSEJO GENERAL DE HERMANDADES Y COFRADIAS DE LA CIUDAD DE SEVILLA: Historia http://www.hermandades-de-sevilla.org/hermandades/historia-de-las-hermandades-y-cofradia/introduccion. (Verificado el 4 de abril de 2015).
[8] La llamada Liturgia Hispalense marcó prácticamente el culto y las celebraciones de las diócesis fundadas en el S. XVI en América, puesto que todas ellas dependían de la Metropolitana de Sevilla como sufragáneas hasta 1546, fecha en la que se crean las tres primeras diócesis metropolitanas del continente: Ciudad de México, Ciudad de los Reyes de Lima y la de Santo Domingo, a la cual paso a depender la diócesis de San Juan de Puerto Rico.
[9] PP. Julio II: Bulla Romanus Pontifex: 8 de Agosto de 1511. De la erección de las tres primeras diócesis en el Nuevo Mundo: Santo Domingo y Concepción de la Vega en la isla de la Española, y una en las Islas de San Juan Bautista (luego de Puerto Rico), llamada Boriquén.
[10] Concilio de Trento: celebrado entre 1545 y 1563. En el se reguló universalmente asuntos principalmente de disciplina eclesiástica y reforma moral; de Teología (Reconfirmando del Credo y los Dogmas de la Iglesia: Revelación en las Sagradas Escrituras y la Tradición y el Magisterio; Trinidad, Sacramentos, Culto a la B. V. María y los santos, etc.) e hizo universal la liturgia en lo que luego sería llamado el Rito Romano. Un punto importante dentro de dicho Concilio fue lo referente al arte religioso y las imágenes, como medios validos según lo reguló, dando paso a la expresión del llamado arte barroco o de la Contrarreforma.
[11] BALVANERA ALFARO, Héctor. Normas generales para asignar de códigos de registro. Oficina de Bienes Culturales y Arte Sacro, Arquidiócesis de San Juan de Puerto Rico, 2014:
2014 ArqSJ-PR_NORMAS_Ficha_Inventario.DOC
[12] BALVANERA ALFARO, Héctor. Formato de Registro para Inventario; Oficina de Bienes Culturales y Arte Sacro, Arquidiócesis de San Juan de Puerto Rico, 2014: ARQSJ-PR FICHAS DE REGISTRO V_2014.12.05.DOC

28.11.15

Conclusiones para seguir el camino...




Conclusiones para seguir el camino...

 
Concluir un inicio, cómo lo ha sido el primer curso de la Maestría en Bienes Culturales de Origen Eclesiástico, ha representado y afectado el replanteamiento de un camino que avizoré desde octubre del año 2001.
Aquella noche mientras acompañaba a mi amigo y hermano Javier Barrera, músico dedicado a la evangelización católica, para ir a buscar los aparatos del sonido de un retiro kerygmático -el primero en el que yo participaba- supuso la impronta del encuentro de Emaús, de lo que mucho tiempo después tuve conciencia: Después de descubrir el misterio, al partir el pan, había que ponerse a andar y por tanto poner al servicio los talentos.

Volviendo a la niñez, en que visitaba la parroquia de Señora Santa Ana Atenantitech, de la Ciudad de México, antigua capilla de visita del Real Monasterio de Santiago Apóstol de Tlatelolco, donde en un nicho a la izquierda de la nave, próxima a la capilla de N. Sra. de San Juan de los Lagos, encontraba al paso al Señor de las Cañas (S. XVII). Esta imagen, de humilde  porte, mostraba la representación de un Dios Todopoderoso, que hecho hombre se había dejado maltratar, mostrando sus llagas abiertas mientras sus ojos transparentes esperaban una mirada de compasión y piedad. 

Aunque soy hijo del post concilio, de las guitarras setenteras, acompañadas de panderetas que intentaban acompasar la tradición con una imagen renovadora de la liturgia, tuve la bendición de contar con evangelizadores familiares: mis abuelos Gloria, Elvira y Agustín, junto a mi tía abuela, Socorro, quienes marcaron mi manera de ver y de observar al interior de aquellas construcciones centenarias, recamadas de esculturas, pinturas, dorados y piedras talladas. Las cotidianas y continuas peregrinaciones informales hasta la Catedral Primada y a la Basílica en el Tepeyac, constituyeron verdaderas catequesis para aprender hagiografía e iconografía elemental, así como las primeras lecciones sobre el valor de la imagen en la espiritualidad católica. 

Mi abuela materna, Doña Elvira, hacía énfasis entre la veneración y el debido culto a los santos, la Virgen María y que la adoración sólo pertenece al Salvador. Recuerdo aun su actitud devota ante el Cristo de la Buena Muerte en la iglesia del ex convento de Santo Domingo de Guzmán y de las oraciones de consagración ante la Tilma de Guadalupe. 

La intuición que produce la obra de generaciones de artistas, artesanos y fieles que solventaban aquel paraíso de arte sacro, no consideraba que aquellos recintos sagrados coleccionaban el artificio de Manuel Tolsá, Gerónimo de Balbás, Cabrera, Murillo, Xuárez, Arciniega, Gil de Ontañón, Ramírez Vázquez, Chávez de la Mora, Tresguerras, etc., etc., etc.

La educación como arquitecto, replanteó el valor del arte religioso, supeditado a la élite intelectual de la cual se nos prometió formábamos parte. Esas creaciones correspondían a un pasado, del cual se nos ocultó su función, pues incluso, los profesores que nos pusieron en contacto con el arte religiosos sólo sobrevolaron sobre el bosque, sin permitir que nuestros ojos miraran el detalle de las hojas, sentir la textura de los troncos o percibir el olor de las resinas. El arquitecto era capaz, como por arte de magia, de solucionar la “problemática” del género con la misma sencillez de quién diseña una estación de bomberos. 

Habrían de pasar décadas para que la semilla de la inquietud encontrase un espacio, que aunque virtual, es una realidad personal, profesional y espiritual. Ha sido esperanzador el descubrir que esa misma semilla ha sido plantada en otros, cultivada de tal forma que ha apoyado a que el resto vaya echando brotes.
Igualmente, esto ha significado un gran progreso en el paso desde la formación, producto de la intuición y la voluntad, autodidacta y experimental, impulsando hacia a la sistematización, el rigor académico y la profesionalización de la labor en la gestión de los bienes culturales. Este curso representa el inicio de un camino de desarrollo, posibilitando la obtención de herramientas académicas y científicas para la actividad profesional y pastoral.

Ha sido motivo para ordenar las notas sueltas, las pinceladas aisladas, para que en conjunto con los otros artesanos de la cultura, ir colocando las pequeñas piezas de la gran escena donde las artes, la cultura y la historia puedan ser contempladas por la Iglesia y el mundo entero, de manera que el mañana pueda seguir gozando del mismo tesoro que los primeros cristianos admiraron en las catacumbas, como ventana para el alma y como contribución y alimento al ser humano, hecho a imagen y semejanza de Dios.

Así que: ¡Sigamos dando gracias por este don, pidiendo para que el mismo fructifique en abundancia, hasta que entre las ramas puedan cobijarse y hacer nidos las aves del cielo!…



Por: Héctor Balvanera Alfaro

Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla

Maestría en Bienes Culturales
de Origen Eclesiástico




*Imagen; Autor: E. López Tamayo Biosca: https://www.flickr.com/photos/eltb/sets/72157607047636840/

La responsabilidad vicaria de la Iglesia y su patrimonio



























La responsabilidad vicaria de la Iglesia y su patrimonio


Por: Héctor Balvanera Alfaro

Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla

Maestría en Bienes Culturales
de Origen Eclesiástico


A continuación se presenta una propuesta elemental con el propósito de contribuir a mejorar las condiciones para la custodia adecuada de los Bienes Culturales de la Arquidiócesis de San Juan de Puerto Rico,  la que podría ser implementada, además de en las parroquias, en las comunidades religiosas y asociaciones dentro de dicha jurisdicción eclesiástica, toda vez que el personal destacado oficialmente para dicho propósito es limitado[1].

El tráfico de arte sacro sacude Puerto Rico, como al resto de América Latina, y cuyos efectos se han verificado en los bienes de las Iglesias particulares, como el famoso robo de la tabla de la Virgen de Belén[2] en 1972, que por su importancia histórica y taumaturga, ha sido el más famoso de la historia moderna. Durante dicho suceso no solamente fue hurtado el venerado icono, ya que igualmente fueron robados otra serie de objetos, incluyendo la de un cristo de marfil y una pintura de gran formato, de la autoría del maestro Francisco Oller y Cesteros (del Calvario en tinieblas), en cuya obra el tema religioso fue escaso. Sin embargo, dado el proceso de expolio o disposición de una considerable cantidad de bienes fuera de las iglesias, durante las décadas de 1960 y 1970, no se puede tener una cuantificación con certeza de las obras perdidas por rapacería.

Durante las fiestas navideñas del año 2010, en plena exposición Mito y Realidad, del maestro del arte colonial, José Campeche y Jordán, se verificó un escalamiento  en la Galería Nacional, dependiente del Instituto de Cultura Puertorriqueña, sin que se tenga avances de las investigaciones.[3]

En junio de 2015, la Oficina del Contralor de Puerto Rico publicó[4] el informe sobre el cuatrienio anterior (2010-2014), el cual señala la tipificación de condiciones culturales respecto a la valoración del patrimonio, incluso en las más altas esferas del ámbito: valores de tasación obsoletos, depósito y préstamos fuera de lo establecido, objetos no encontrados, etc.

Las iglesias particulares, conformadas por fieles que participan de la vida pública y que inmersos en la actividad secular cotidiana participan de una sociedad que no ha apreciado adecuadamente sus valores culturales, históricos y presentes, por lo que la catequesis y la formación sobre la custodia y conservación de los bienes culturales constituye una verdadera aportación social, cumpliendo con la función evangelizadora de la Iglesia universal.

De acuerdo al análisis de las realidades pastorales, prima la urgencia de concientizar y emprender el inventario de las distintas parroquias e instituciones de la Arquidiócesis, con unos estándares mínimos que permitan sentar las bases para una acción más eficaz en la tutela de los bienes culturales que se poseen y evitar su extravío.

 

Inventarios
En el Inventario del Arzobispado[5] (sic) de 1998, con escasas excepciones, se excluyen tanto los bienes posteriores a 1898, así como aquellos que no se consideró de prioridad incluirlos. Por tanto, no están registrados: los fondos documentales, libros, mobiliario, grabados e impresos, serigrafías, vitrales, textiles, etc. Igualmente, es preciso advertir que la necesidad de cotejar la información particular de los objetos incluidos tales como: medidas, fechas, atribuciones de autoría y números de registro, que además no están seriados. Tampoco consta en los archivos de la Arquidiócesis, la documentación a la cual se hace referencia en la publicación[6] del Boletín Eclesiástico, como: fotografías, actas de registro, etc.

A partir del año 2010, se inició el Proyecto de Inventario digital[7] , el cual tomó como punto de partida la información del Inventario antes citado,[8] la cual se ha desarrollado en forma tabulada y a lo cual se han incorporando un Código de Registro[9] y las nuevas entradas, principalmente por donación. En cada hoja de cálculo se ha identificado aquellas de que se tiene registro que están desaparecidas. Según se ha tenido oportunidad, se han contrastado y documentado alrededor de un 40% de las diferentes obras.


Elenco
Tomando en cuenta el contexto y el contenido del mencionado Inventario, la llamada Colección, formalmente está constituida por un conjunto de colecciones que canónicamente son propiedad, principalmente, de dos personas jurídicas: a la Parroquia de N. Sra. de los Remedios (o del Sagrario de la Catedral) [10] y a la de la Arquidiócesis[11] (a la que propiamente se le denominaría Colección del Palacio Arzobispal);  y una décima parte de los bienes corresponden a parroquias o de capillas parroquiales. Por tanto, resulta urgente poner atención a los bienes que se encuentran en las jurisdicciones parroquiales, cuyo patrimonio esta enlistado en un formato de enlistado que no cumple con los requisitos más indispensables para cumplir con su función administrativa y canónica.  

Igualmente, es importante tener en cuenta aquellos bienes que han sido recibidos en donación, de los que hay acuerdos que deben respetarse y que de lo contrario obligarían a la restitución de dichos objetos.[12]

Pese a los intentos de conformar un Museo eclesiástico diocesano, [13] [14] de obras que en su momento no se les dio el debido valor,  estas han permaneciendo fuera de su contexto (devocional y catequéticamente, por sus valores artísticos e históricos) y por consiguiente, que estas han perdido su culto y exposición pública. Por lo que, adicionalmente constituyen un grave reto económico para la administración diocesana, complicado su conservación.


Acciones a nivel parroquial
1.            Elíjase las personas idóneas para realizar el inventario, que sean discretas en el resultado del mismo y que tengan capacidad física para cargar o mover con seguridad los objetos. Prepárese un acta de confidencialidad sobre la información que se maneje en torno al inventario, para que todas las personas que participen la firmen.
2.            Se recomienda que previo a este paso se realice un taller de concientización sobre la importancia de los bienes culturales, la responsabilidad de su custodia, basados en su función y sentido pastoral, conforme el Magisterio, que para lo cual, además del Código de Derecho Canónico[15], considérese la inclusión de referencia a los siguientes textos elaborados por la Pontificia Comisión de los Bienes Culturales de la Iglesia,[16] desde 2012 integrada al Pontificio Consejo de la Cultura:
o       La función pastoral de los museos eclesiásticos (15 de agosto de 2001).
o       Necesidad y urgencia de inventariar y catalogar los bienes culturales de la Iglesia (8 de diciembre de 1999).
o       La función pastoral de los archivos eclesiásticos (2 de febrero de 1997)
o       Los bienes culturales de los institutos religiosos (10 de abril de 1994)
o       Las bibliotecas eclesiásticas en la misión de la Iglesia (19 de marzo de 1994).
o       Formación de los futuros presbíteros en el cuidado de los bienes culturales de la Iglesia (15 de octubre de 1992).
3.            Preparar la transcripción del inventario parroquial en base al modelo diocesano, que habiendo sido preparado en un formato electrónico compatible (Windows Excel: .xls), con la mayoría de los sistemas de computo de las parroquias, permitiría que se pueda iniciar un sistema accesible y de fácil manejo. Incluya la toma de fotografías de los objetos inventariados, por grupos en el caso de objetos de poco valor, e individuales para aquellos de mayor valor, incluyendo detalles de marcas, firmas u otras  características que puedan identificar las obras.
4.            Dentro del proceso de levantar el inventario elemental, En el caso de contar con objetos de valor histórico o artístico,  que se encuentren fuera de uso litúrgico o devocional, considérese elaborar un plan de depósito, a partir del análisis de los posibles lugares para tal propósito y que permita evaluar las opciones, donde se considere: costes, prevención de riesgos, sistemas de seguridad asequibles, mantenimiento y conservación preventiva.
5.            Administrativamente, considérese todos los valores de los bienes culturales que se custodian para incluirse dentro de las pólizas de seguros. Téngase en consideración la prioridad de los objetos de mayor valor para determinar el monto del seguro, procurando no elevar indebidamente el coste de la póliza.
6.            Para concluir, prepárese un acta formal, estampada con el sello de la Cancillería y el de la Parroquia, que deberían firmar los participantes, la autoridad parroquial competente y dos testigos. Luego de la elaboración del inventario elemental, prepárese 3 copias físicas y electrónicas del mismo, para entregar al Archivo de la Cancillería, para el archivo de la Parroquia y para la Oficina de Bienes Culturales y Arte Sacro.
7.            Se recomienda actualizar este inventario elemental cada dos años y/o en el cambio de administración parroquial.
8.            Solicitar la consulta y asesoría de la Oficina de Bienes Culturales y Arte Sacro a propósito de la catalogación, conservación, estudio y difusión del patrimonio eclesiástico.[17]

Acciones a nivel diocesano
9.            Completar el contraste de la versión electrónica del Inventario Digital según establece la legislación eclesiástica vigente[18] (administración de los bienes temporales) y teniendo como principio que la custodia del patrimonio cultural[19] tiene propósitos pastorales[20]: catequéticos, devocionales, litúrgicos, testimoniales.
10.        Dentro de la propuesta del Plan Maestro para la celebración del V Centenario de la Catedral (1521-2021), se ha previsto la visión de recuperar la función de las iglesias como museos vivos[21], es decir que las obras artísticas, los bienes preciosos,[22] como las reliquias y los objetos históricos sean reintegradas a su contexto, para devolverles su sentido y uso piadoso[23], de manera que se evite que dichas obras se consideren meramente como piezas museográficas.
11.        Coordinar los proyectos entre las distintas instancias diocesanas[24], incluyendo las dedicadas a la materia, como lo son el Archivo Histórico Arquidiocesano y la Oficina de Bienes Culturales. Esta planificación debiera tener como fruto, la documentación del proceso, el establecimiento de medidas preventivas para mejorar la custodia y conservación de los bienes y por tanto, redundaría en la reducción de costos y la prevención de riesgos, para los objetos, los fieles y público en contacto con los mismos.
12.              Promover la constitución de un sistema de Patrocinio[25] para la catalogación, conservación, estudio y divulgación de los bienes artísticos, históricos y documentales, contando con la apropiada vigilancia de la Arquidiócesis.





Bibliografía

ARQUIDIÓCESIS DE MÉXICO (2004): Manual Operativo de la Pastoral Parroquial, Vicaría de Pastoral. [Recurso Electrónico] Obtenido el 17 de octubre de 2015, de: http://www.vicariadepastoral.org.mx/manual_parroquia/manual_14.htm#apendice
ARZOBISPADO DE SANTIAGO DE CHILE (2015): Administración Económica de la Parroquia al Servicio de la Pastoral; Ed. Erasmo Escala 1884, Santiago, Chile, 23-25. (Recurso Electrónico) Obtenido el 6 de julio de 2015, de:             http://www.iglesiadesantiago.cl/documentos/20120404_manual_parroquial.pdf
LABACA ZABALA, M. (2013): El patrimonio cultural de la Iglesia católica en España en las Comunidades Autónomas: Especial referencia al País Vasco y Andalucía; Revista sobre Patrimonio Cultural, Regulación, Propiedad Intelectual e Industrial, nº 3, 53-100.



[1] Nos referimos a las Oficinas de Bienes Culturales y el Archivo Histórico Arquidiocesano, las cuales solamente cuentan por empleados a sus respectivos directores.
[2] Nuestra Señora de la Leche o de Belén, es una tabla anónima de origen flamenco (Región de Amberes), de fines del S. XV o principios del S. XVI aproximádamente, atribuida a la escuela de Rogier Van Der Weyden. Esta obra tiene un valor superior a su historia y a su calidad artística, en tanto fue la obra devocional más antigua del país, a la cual se le atribuyen favores y milagros, como los documentados en los celebres exvotos de José Campeche y Jordán (1751-1809): el Salvamento  de D. Ramón Power y Giralt, y el Sitio Ingles de la Ciudad de San Juan.
[3] s. n.(2011, abril, 11): En busca del arte robado; Sección Cultura, El Nuevo Día, San Juan, Puerto Rico; obtenido el 27 de noviembre de 2015, de: http://www.elnuevodia.com/entretenimiento/cultura/nota/enbuscadelarterobado-929915/
[4] OFICINA DEL CONTRALOR DE PUERTO RICO (2015, junio, 1ro); Informe de Auditoría CP-15-13, Instituto de Cultura Puertorriqueña (Unidad 3190-Auditoría 13842); Obtenido el 28 de noviembre de 2015, de: http://www.ocpr.gov.pr/informes_en_PDF/pdf_2014_2015/cp/CP-15-13.pdf
[5] DÁVILA, A. (1997): Inventario de los Bienes Culturales del Arzobispado de San Juan; Boletín (Eclesiástico) de la Arquidiócesis de San Juan, Edición Especial. Se realizó una segunda publicación por el Boletín de la Academia Puertorriqueña de la Historia: DÁVILA, A (1998, julio, 1ro).: BAPH Vol. XIX, Num. 55.
[6] Ibíd. pp. 3 y 4.
[7] BALVANERA, H.: Inventario de los Bienes Culturales de la Arquidiócesis 2012.xls (Formato digital de hojas de cálculo), Archivo de la Oficina de Bienes Culturales y Arte Sacro, Arquidiócesis de San Juan de PR.
[8] Ibíd. DÁVILA. A.
[9] BALVANERA, H. (2014): Normas generales para asignar de códigos de registro: Sistema general de inventario  de los bienes culturales; Oficina de Bienes Culturales y Arte Sacro de la Arquidiócesis de San Juan de Puerto Rico.
[10] Bienes Culturales pertenecientes a la Parroquia de N. Sra. de los Remedios son a saber son: I) Colección de Reliquias; II) Tesoro Catedralicio (orfebrería); y III) Las series de pinturas religiosas.
[11] La sección de obras de arte del Palacio propiamente se conforma del mobiliario, y donativos de pinturas recibidos con la condición de ser expuestos públicamente como parte de los bienes de la Iglesia. El Archivo y la documentación histórica forman parte de la propiedad de la Arquidiócesis bajo su administración directa.
[12] CIC (1983) c. 1284  § 1: Todos los administradores están obligados a cumplir su función con la diligencia de un buen padre de familia;  y §2: Observar las normas canónicas y civiles, las impuestas por el fundador o donante o por la legítima autoridad, y cuidar sobre todo de que no sobrevenga daño para la Iglesia por inobservancia de las leyes civiles.
[13] EL MUNDO, 23 de septiembre de 1960, 1ra. Ed.: Directores de la OPIS junto al arzobispo Davies y Ricardo Alegría planificando instituir Museo de Pintura Latinoamericana: Descripción: La pared al fondo tiene dos retratos pintados. Otra fecha en el reverso: 21/septiembre/1960.Pie de la foto: De izquierda a derecha: doctor Pedro Muñoz Amato y licenciado Eladio Rodríguez Otero, directores de la OPIS; el arzobispo Davies y el señor Ricardo Alegría, director del Instituto de Cultura Puertorriqueña.  Colección Periódico El Mundo; Biblioteca Digital Puertorriqueña:
[14] s.n., (1967,marzo): Restauración de la Catedral de San Juan; LA MILAGROSA Año XLV, No. 961.
[15] JUAN PABLO II (1983): Código de Derecho Canónico, Librería Editrice Vaticana, Roma. (Recurso Electrónico) Obtenido el 26 de noviembre de 2015, de: http://www.vatican.va/archive/ESL0020/_INDEX.HTM
[16] PONTIFICIA COMISIÓN PARA LOS BIENES CULTURALES DE LA IGLESIA (s. f.) : Documentos. ( Obtenido el 26 de noviembre de 2015, de:
[17] Entiéndase por patrimonio eclesiástico los bienes de las colecciones diocesanas inventariadas.
[18] CIC (1983) c. 1283: Hágase inventario exacto y detallado, suscrito por ellos, de los bienes inmuebles, de los bienes muebles tanto preciosos como pertenecientes de algún modo al patrimonio cultural, y de cualesquiera otros, con la descripción y tasación de los mismos; y compruébese una vez hecho; consérvese un ejemplar de este inventario en el archivo de la administración, y otro en el de la Curia; anótese en ambos cualquier cambio que experimente el patrimonio.
[19] CIC (1983), cc. 638, 3, 1269, 1270, 1292, 1377 (donaciones, adquisiciones y alienaciones); c. 1189 (restauración de imágenes); cc. 1220, 2 y 1234, 2 (seguridad y visibilidad de los bienes sagrados y preciosos); c. 1222 (reducción a uso profano de un templo que ya no está dedicado al culto); cc. 1283 y 1284 (deberes de los administradores; inventario). Codex Canonum Ecclesiarum Orientalium (1990), c. 278 (vigilancia); c. 873 (reducción a uso profano de templos); cc. 887, 1, 888, 1018, 1019, 1036 y 1449 (alienaciones); c. 887, 2 (restauración); cc. 1025 y 1026 (inventario).
[20] ALDANONDO SALAVERRÍA, I.  (1987): “Protección de los bienes culturales y libertad religiosa”, en Anuario de Derecho Eclesiástico del Estado, Vol. III, , 285 y ss.
[21] En los casos que posterior a la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, se instruyó a las diócesis sobre las obras de arte y el establecimiento de Museos Diocesanos o Interdiocesanos: SAGRADA CONGREGACIÓN PARA EL CLERO(1971, abril, 11), carta circular Opera Artis, cit., n. 6.
[22] CIC (1983)  cc. 1189, 1270, 1292 § 2.
[23] Los criterios que deben guiar la utilización de los bienes de interés religioso son: Para descubrir este valor se deberá tener presente, dentro del cuadro de la pastoral ordinaria, la catequesis, la liturgia, la devoción popular, la memoria de la fe vivida por el pueblo de Dios, y la promoción de la cultura cristiana. Cada comunidad considerará el patrimonio cultural y las memorias de las cuales ella es depositaria como bienes inalienables y como un recurso para la pastoral. De ahí que se recomiende también la utilización en la vida ordinaria de las comunidades cristianas, en particular en algunos momentos de la catequesis, como en algunas celebraciones litúrgicas y particularmente en las festividades (…) Todos estos valores incluyendo el incremento de los mismos deben realizarse dentro de las normas canónicas y civiles. Concretamente, para lograr el mantenimiento de los bienes culturales de interés religioso, se deben formar sacerdotes o religiosos o laicos que sean dedicados a ellos. También se deberá tener una colaboración estrecha con los organismos públicos y privados. ARQUIDIÓCESIS DE MÉXICO (2004): Manual Operativo de la Pastoral Parroquial, Vicaría de Pastoral. Apéndice, 120.
[24] Pastoral de Conjunto.
[25] Programa Adopte una Obra de Arte: http://www.adopteunaobradearte.com.